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Algunas consideraciones sobre el maltrato contra la mujer

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Con ocasión de celebrarse hoy 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer comparto los siguientes comentarios orientados a comprender en primer lugar la naturaleza del maltrato contra la mujer y por otra parte algunas causas que impiden que la mujer maltratada salga del ciclo de violencia y en consecuencia denuncie a su agresor.

 En ese sentido se debe partir de la base de que el maltrato contra la mujer es un problema de Derechos Humanos.  Por tanto de orden público en el ámbito de gobierno y del Estado en todos sus niveles de actuación. La normativa vigente activa mecanismos de orden internacional por su misma naturaleza jurídica.

 Es un asunto de salud pública.  No es un problema privado: deja de serlo en el instante en que se genera una violencia intra familiar contra la mujer en términos físicos, morales o psicológicos y se vulnera el objetivo de preservar la paz y unidad familiares que es fin y razón teleológica del poder del Estado Social de Derecho.  Dicha preservación abarca a los hijos en el proceso disociativo que busca evitarse, por su consabida carga de lastres psicosociales a mediana y futura aparición.  Por ello es de absoluta salud pública.

PLENA IGUALDAD ANTE LA LEY.  En el artículo 21 de Carta Fundamental venezolana consagra la plena igualdad ante la ley. Logro de avanzada doctrina constitucional, ya presente en constituciones anteriores, y remarcado en la letra y espíritu de la Constitución vigente.  El desarrollo legislativo de dicho precepto presupone una formulación de leyes como la que protege al niño y al adolescente y la que cuanto a la protección de la mujer antes, durante y posterior al posible maltrato.  Tal desarrollo hermenéuticamente concebido, obliga aún más al Estado en su eficiencia, eficacia y valoración de resultados con relación a políticas coetáneas de los resultados y beneficio colectivo en ese sentido, donde se involucra el género en idéntica valoración y trato legal.

 Existe una tendencia cultural atávica de maltrato a la mujer latinoamericana, como expresión permanente del hombre dominador machista en un extenso universo de hogares. Por lo cual es indispensable entender que la ley en sí misma no puede lograr sus propósitos si no se comienza una labor permanente de reconducción de hábitos y conductas desde la primera infancia en hogares y escuelas.

La mujer maltratada es objeto de diversas emociones y sentimientos de índole psicológico-moral, que la acogotan y le impiden reaccionar de manera idónea ante la relación de abuso que la aqueja, en consecuencia se aísla en sus propias angustias causadas por la propia situación que vive y le imposibilita buscar ayuda, y en fin, dirigirse a los órganos competentes a denunciar el maltrato que le inflige su pareja.

 La mujer víctima de violencia presenta en la mayoría de los casos baja autoestima y una marcada sumisión ante su pareja no pudiendo, en la mayoría de los casos, ni siquiera tomar decisiones en su propio hogar;  el miedo es otro factor determinante en la ausencia de interés por buscar solución al conflicto que vive, aceptar el maltrato por temor a lo que pueda suceder en consecuencia de una posible reacción, temor a que la escalada de violencia se intensifique contra ella o contra sus hijos la comprime ante cualquier intento de salir de esa situación.

Existe una acentuada desinformación entre las mujeres víctimas de maltrato sobre la normativa jurídica que las ampara, lo cual permite inferir que en muchos casos no están en conocimiento de que los abusos y maltratos por parte de su pareja son castigables legalmente, que existen órganos ante los cuales pueden dirigirse en busca de soluciones,  dentro del marco legal positivo, que ha de hacer eficiente el Estado, por imperio del estado de derecho.

La ética profesional en los estudiantes de Derecho

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Hace algunos años, un estudiante me pidió orientación sobre cómo puede hacer el profesor universitario para preparar al estudiante de la carrera de Derecho en el perfil profesional correspondiente a su profesión. Aquí les comparto mis comentarios:

En primer orden, es importante resaltar la importancia de estudiar la ética como cátedra dentro de la carrera de Derecho, en razón de que a través de ella se formará al estudiante en el perfil que debe asumir en el ejercicio de la profesión que ha decidido estudiar.

Asimismo, permite al estudiante familiarizarse con las leyes y principios morales que rigen la profesión del Abogado.

No obstante, más allá de cualquier enseñanza teórica que se pueda impartir al estudiante, no hay mejor manera de hacerles aprender y aprehender los principios éticos que a través del ejemplo de los docentes que a lo largo de la carrera tendrá la oportunidad de conocer; es el aprendizaje a través de la observación, por cuanto es determinante para que puedan quedar bien arraigados los conocimientos que imparte cualquier docente, y en especial los relacionados con la ética, la moral, el buen proceder, que el alumno se sienta identificado con el docente, y más aún que el docente predique con el ejemplo; definitivamente cuando el docente goza del respeto, credibilidad y hasta en cierto punto de la admiración de sus alumnos, puede más fácilmente hacerles llegar cualquier mensaje, información, o contenido, bien sea relacionado con la cátedra que enseña o con cualquier aspecto de la vida en general.

En ese sentido, buena parte de la formación ética y profesional que recibirán los estudiantes de Derecho estará marcada por la calidad profesional y personal de sus profesores.

Ahora bien, además del ejemplo que pueda dar el docente con su actuar, ostentando algunas cualidades que sirvan de modelo a seguir para sus alumnos, como la imagen personal, la expresión corporal y oral, la manera como resuelve los conflictos que puedan presentarse en el aula, siempre tratando de utilizar en lo posible mecanismos de mediación, utilizando un lenguaje respetuoso, mostrando una conducta decorosa tanto en el salón de clase como fuera de él, tanto dentro del recinto universitario como fuera de él, siendo puntual y responsable, entre otros aspectos importantes, existen mecanismos muy precisos que puede utilizar para ayudar al alumno a perfilarse en la ética de un abogado.

Por ejemplo, lo primordial de todo Abogado de conformidad con el Código de Ética Profesional del Abogado en Venezuela, es que debe tener como norte de sus actos servir a la justicia, este principio bien puede el docente enseñarlo a los alumnos con su propio actuar justo dentro del salón de clase, aplicando las normas a todos por igual, siendo justo en la manera de evaluar y de corregir, dando las mismas oportunidades a cada uno, siendo igual de estricto o flexible con cada alumno, pero sobre todo haciendo llamados de atención con la misma vehemencia tanto cuando el alumno haya obrado mal, como cuando haya obrado bien, y una que otra vez mostrando con humildad que también puede equivocarse y rectificar de ser preciso.

De igual forma, el mismo Código referido, señala que el Abogado debe fraternizar con sus colegas, siendo respetuoso y cordial en todo momento, lo cual también se puede formar en los alumnos, tanto no expresándose mal de los demás docentes, como fomentando en el salón el respeto mutuo entre todos los estudiantes, promoviendo la solidaridad y el trabajo en equipo, no permitiendo que se desarrolle una competencia malsana, que de hacerse críticas sean siempre constructivas.

Por otra parte, el Abogado debe ser puntual tanto en los actos que deba asistir en un tribunal, como en las reuniones que haya establecido con algún cliente o algún colega, asimismo el docente puntual y que además refuerce constantemente la puntualidad en los alumnos estará contribuyendo en la formación ética de los estudiantes de derecho.

El Abogado debe mantener en todo momento una conducta decorosa, honorable, digna, es por ello que el abogado-docente debe mantener esa misma conducta en el aula, evitando incurrir en actitudes que vayan contra esos principios, y orientando al alumno de tal manera que poco a poco se vaya enmarcando en esos preceptos, indicándole cuando su actuar no sea el adecuado.

Finalmente, se puede indicar como último ejemplo, el hecho de que la apariencia personal es muy importante para los abogados, existen ciertas vestimentas con las cuales no puede ingresar al recinto de un tribunal, en ese sentido el docente puede ir formando ese hábito, al exigirle al alumno unas normas mínimas en el vestir, y en ocasiones, cuando se trate de actividades más protocolares como exposiciones o exámenes orales, requerirles un vestir más formal, sobrio, acorde con el momento.

De todo lo anterior se desprende, que en la medida en que los abogados que ejercen la docencia en la Escuela de Derecho, muestren una actitud apegada a los preceptos éticos que caracterizan su profesión, será más efectiva la formación de los alumnos en esos preceptos, y es por ello que la Universidad a través de sus autoridades competentes es la responsable de velar porque todos los docentes cumplan con esas características personales, para que haya unidad de criterios en ese sentido, y no suceda que mientras algunos docentes se esmeran por cuidar todos los aspectos descritos, otros no hagan el mínimo esfuerzo o peor aún actúen en total desapego al deber ser, a los principios morales y éticos.

Primer Año de Temas de Derecho

Con gran satisfacción y alegría les comparto que Temas de Derecho se encuentra en su mes aniversario, cumpliendo su primer año de publicaciones. Es el momento propicio para dar las gracias a los más de trescientos mil (300.000) visitantes que han pasado por la página en este año desde diferentes lugares del mundo, que son quienes dan vida y sentido a este blog, asimismo muchas gracias a todos por compartir los artículos y en especial a quienes muy amablemente dejan sus comentarios de agradecimiento y felicitación permitiendo saber que los artículos les han sido de utilidad, es esa la intención. Espero continúen visitando.

En vista de la gran acogida que ha tenido el blog, se harán próximamente algunos cambios con la intención de mejorar la experiencia de los visitantes.

Siempre bienvenidos, y de nuevo ¡muchas gracias!

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Atentamente,

Livia Hernández (Abogada y Profesora Universitaria)

Marco Tulio Cicerón

Vida:

Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.), se destacó como escritor, político y orador romano. Su carrera política fue considerable, no obstante, Cicerón es principalmente conocido como el orador más elocuente de Roma y como hombre de letras.

Nació en Arpinum (actualmente Arpino, Italia) y en su juventud realizó estudios de derecho, oratoria, literatura y filosofía en Roma. Tuvo una breve carrera militar y tres años de experiencia como abogado defendiendo a ciudadanos privados, realizó viajes a Grecia y Asia, donde continuó sus estudios. Al regresar a Roma en el 77 a.C. comenzó lo que sería su carrera política, y ya para el 74 a.C. fue elegido miembro del Senado.

La familia de Cicerón no pertenecía a la aristocracia romana, sin embargo, los patricios más ricos y poderosos de Roma le apoyaron en su candidatura al consulado en el 64 a.C. debido a al gran desagrado que les producía el otro candidato, aristocrático pero menos respetable, el cual era Lucio Sergio Catilina. Resultó elegido Cicerón, y Catilina volvió a intentarlo al año siguiente con el mismo resultado. Entonces, airado, organizó una conspiración para derribar el gobierno. Cicerón controló la situación, detuvo y ejecutó a varios de los partidarios de Catilina y a éste lo expulsó del Senado con una ardiente soflama conocida como Catilinarias. Julio César y otros senadores romanos sostuvieron que Cicerón había obrado con excesiva dureza, sin proporcionar las debidas garantías legales a los conspiradores. Toda la polémica producida conllevó a que en el 58 a.C., Cicerón se viera obligado a exiliarse. Luego de un año en Macedonia fue perdonado por el general romano Pompeyo el Grande.

Cicerón se dedicó a la literatura hasta el 51 a.C., cuando aceptó el encargo de gobernar la provincia romana de Cilicia como procónsul. Regresó a Roma en el 50 a.C. y se unió a Pompeyo, que se había convertido en el mayor enemigo de Julio César. Cuando César derrotó a Pompeyo, en el 48 a.C., Cicerón comprendió que continuar con la resistencia a César era inútil, y aceptó su amistad, aunque mientras César fue dictador de Roma, Cicerón vivió apartado de la vida política dedicándose a escribir. Después del asesinato de César, en el 44 a.C., Cicerón retornó a la política. Esperando ver la restauración de la República, apoyó al hijo adoptivo de César, Octavio, más tarde el emperador Augusto, en sus luchas contra el cónsul romano Marco Antonio. Sin embargo, Octavio y Marco Antonio se reconciliaron, y Cicerón fue ejecutado como enemigo del Estado, el 7 de diciembre del 43 a.C.

 

Obra:

Destacan sus tratados De Legibus (Sobre las leyes), De Officiis (Sobre el deber), y De Natura Deorum (Sobre la naturaleza de los dioses). De Oratore (Sobre la retórica)

Entre las obras menores de Cicerón, los tratados De Senectute (Sobre la vejez) y De Amicitia (Sobre la amistad) siempre han sido admirados por su estilo cultivado. Muy importantes son cuatro colecciones de cartas escritas por Cicerón a sus conocidos y amigos. Estas cartas constituyen una revelación espontánea de su autor y una excelente fuente de información sobre la política y las costumbres de la antigua Roma, y se ocupan de temas que van desde la filosofía y la literatura a las cuestiones familiares.

 

Aporte a la Filosofía del Derecho:

Cicerón creó un elaborado estilo prosístico que combina claridad y elocuencia, y que se ha convertido en uno de los modelos por medio de los que se juzga toda la demás prosa latina. Su obra contribuyó mucho al enriquecimiento del vocabulario de su propio lenguaje. Los escritos de Cicerón tratan sobre muchos temas. Sus obras filosóficas revelan su creencia en Dios y en el libre albedrío.

Casi todos los trabajos filosóficos de Cicerón tienen su base en fuentes griegas y, por lo tanto, aparte de su valor intrínseco, tienen uno añadido como es el de haber divulgado y preservado la filosofía griega que de no haber sido por él, tal vez, se hubiera perdido. A partir del 45 a.C. y de la muerte de su hija Tulia, Cicerón se retiró de la política para dedicarse por completo a sus escritos literarios y filosóficos.

Sus obras retóricas, escritas en forma de diálogo, en especial De Oratore (Sobre la retórica), tienen gran valor como modelos de una consumada retórica y como una rica fuente de material histórico. Las más famosas de sus piezas de oratoria son las cuatro contra Catilia, conocidas por Catiliniarias, y las catorce contra Marco Antonio conocidas por Filípicas.

De León Barbero, en su publicación “La comunidad como horizonte del pensamiento político latino”, (documento en línea) señala que Cicerón es considerado como una figura que ha generado discusión por su carácter de filósofo debido a que “mientras en algunos momentos fue considerado como parte importante de los filósofos antiguos, en otros vino a disminuirse su perfil cayendo en la categoría de un pensador sin ideas originales”.

Asimismo, expresa el citado autor que:

Quizás la importancia de la filosofía de Cicerón esté precisamente en haber difundido un pensamiento que no era originalmente suyo y que adquirió, en su medio y en su mundo, un peso digno de consideración.

Efectivamente Cicerón se formó bajo el magisterio de una diversidad de filósofos griegos entre los cuales cabe mencionar a Fedro, a Diodoto, a Filón y a Zenón, entre otros. Con esta experiencia formativa tan variada que incluyó epicureismo, estoicismo, dogmatismo y escepticismo, tanto como platonismo y aristotelismo, Cicerón fue en gran manera responsable de la formación del vocabulario filosófico latino. Cosa de la que, además, parece haber estado muy consciente. Su pensamiento, claramente ecléctico, va de una a otra influencia entre todas aquellas con las que tomó contacto.

Se desprende de lo anterior, que si bien es cierto que Cicerón tuvo una gran influencia de diferentes filósofos y como teórico de la filosofía política no se puede negar que ocupó un lugar importante en las ideas y prácticas características del imperio romano trascendiendo así su propio momento histórico; tan es así que posteriormente, muchos siglos después reconocidos autores admitieron la deuda intelectual que habían adquirido con Cicerón y le rindieron el reconocimiento que merecía, esto en el contexto del Renacimiento Italiano.

Finalmente debe acotarse, que la filosofía característica romana tenía como esencia el eclecticismo, es decir, la conciliación de varias doctrinas de diferentes escuelas, siendo Cicerón el representante típico del eclecticismo romano. (Fuenmayor, 1992, p. 93).